El Partido Popular (PP) ha sido la fuerza política más votada en las tres últimas elecciones municipales en la ciudad de A Coruña. En los dos últimos comicios se ha estabilizado en el entorno de los 38.000 votos, sufragios que se disparan más allá de los 50.000 en las elecciones autonómicas con el tirón de Alberto Núñez Feijóo.
Justamente ese techo fue el que le dio a los populares su única mayoría absoluta en María Pita, la que consiguió de la mano de Carlos Negreira en mayo de 2011. Entonces más del 45% de los votantes coruñeses le dieron su confianza, un porcentaje casi al nivel del alcanzado (46,1%) por Feijóo en la ciudad el pasado verano.
Cuatro años después todo dio un vuelco en un escenario impensable en estos momentos. Apagados los ecos de aquel ardoroso mitin de Pablo Iglesias en Palexco, todo apunta a que la caída de Marea Atlántica será más profunda que la que se produjo hace cuatro años cuando además llevaba a Xulio Ferreiro como cabeza de cartel. Parece prudente pensar que PSOE y BNG se repartan buena parte de ese granero de votos. Y no son pocos, más de 25.000 en las elecciones de hace dos años.
Al PP le interesa un fraccionamiento del voto de la izquierda y en ese sentido no le viene mal que la Marea se quede siquiera en olita. Pero tiene al menos 12.000 votos por captar para acercarse a la mayoría absoluta porque otro tipo de pactos parecen impensables a día de hoy (Vox ni está ni se le espera ni se le quiere en la ciudad). Entre el partido de ultraderecha y Ciudadanos, que desaparecerá del mapa, sumaron en 2019 casi 10.000 votos que pueden ayudar a empezar a cambiar las cosas. Pero no son pocas las voces en el partido que creen que ya es necesario empezar a hacer camino.
La encrucijada es mayúscula para el Partido Popular, que a dos años de los próximos comicios va camino de cometer pasados errores en el caso de que no alumbre un liderazgo potente y visible en la ciudad. Lo ejerció Beatriz Mato desde que a finales de septiembre de 2018 anunció su candidatura a la alcaldía hasta que abandonó la política activa en diciembre de 2019. Ella fue la primera portavoz del PP en el ayuntamiento durante el mandato de Inés Rey. Le suplió Roberto Rodríguez, en calidad de viceportavoz antes de que Rosa Gallego retomase una misión que ya había ejercido hasta las últimas elecciones.
Sin embargo, el PP, como ocurrió en el anterior mandato, no acaba de darle a Rosa Gallego más galones que los de ariete de la oposición. El tiempo avanza sin que esté claro quien va a tomar la responsabilidad de enfrentarse en las urnas a Inés Rey, a la que en términos electorales le favorece cada día que pasa sin un candidato enfrente. A nivel interno tampoco le ayuda al PP ese descabezamiento que propicia rumores, camarillas y disensiones. Pero, sobre todo, a lo que no contribuye es a captar esos votos que miles de coruñeses destinan a Feijóo en las elecciones autonómicas y que en las municipales toman otro destino.