Contención pautada de los principales cargos y nervios evidentes. Así viven dirigentes y cargos del PP gallego el devenir de los acontecimientos en la crisis abierta en la formación a nivel nacional a raíz del enfrentamiento de la dirección encabezada por Pablo Casado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todo ello en un contexto político en el que Feijóo ha regresado con más fuerza que nunca al foco nacional, justo a las puertas de que se cumplan 13 años de la victoria que le permitió recuperar la Xunta para el PP el 1 de marzo de 2009.
De hecho, conmemorará la efeméride en la Junta Directiva Nacional convocada para el próximo martes, de la que saldrá la convocatoria del congreso extraordinario que lo podría elevar a líder del PP nacional si responde a las peticiones que ha recibido en las últimas horas. Aunque en privado hay un sentir unánime de que los últimos días están entre “los más tristes de la historia del PP”, solo voces escogidas se han pronunciado públicamente y, en su mayoría a través de redes sociales, para alinearse con su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, a quien la práctica totalidad de barones populares ven como la solución que puede permitir recomponer el partido con cierta urgencia para las próximas citas electorales.
Hay pasos previos que tendrían que darse para satisfacer a los barones: el recambio de la dirección a través de un congreso extraordinario, que también reivindica Feijóo, quien este martes ha dejado la puerta abierta a responder favorablemente a lo que gran cantidad de dirigentes le han pedido a lo largo de las últimas horas. En sus declaraciones públicas ha reivindicado la necesidad de “desbloquear” la situación de “colapso” del PP para abrir “una nueva etapa de ilusión”. Para ello, hace falta, ha dicho, cambiar personas y hacer propuestas. “Todos vamos a tener que tomar decisiones, yo incluido”, ha esgrimido, antes de afinar más y asegurar que él se abre a hacer lo que le “pida” el partido.
En el partido existe a nivel gallego una coincidencia “generalizada” en que el escenario más proclive es un cónclave “de trámite” sin rivales para que Feijóo pudiese empezar a trabajar cuanto antes y marcando sus propios tiempos. Los diferentes conselleiros que han tenido agenda pública en las últimas horas se han pronunciado en la línea de comprender que Feijóo está en una posición complicada y tiene un “deber” también con el partido, son conscientes que se abre una puerta de incertidumbre en la Xunta y en el PPdeG.
El hecho objetivo es que el relevo en la Xunta tiene que ser un diputado en O Hórreo, lo que limita las opciones dentro del Ejecutivo autonómico al propio Rueda, mano derecha de Feijóo desde la oposición, o al vicepresidente económico, Francisco Conde, amigo personal del todavía presidente.