Las redes sociales trajeron consigo un nuevo concepto de comunicación más directo y sobre todo con la característica de la bidireccionalidad. Para alguien que se entrega a la política ese debería ser un valor a cuidar, el de la posibilidad de recibir sugerencias, también elogios o censuras, a través de un canal que le acerca al resto de los ciudadanos. Si el político además tiene el cometido de gobernar una ciudad, con ese matiz de proximidad que conlleva esa responsabilidad para la que le eligieron sus vecinos, el contacto a través de las redes resulta especialmente útil. No para Inés Rey, alcaldesa de A Coruña, que ha renunciado a todo eso.
Rey tiene algo más de 9.300 seguidores en twitter, herramienta que emplea para difundir noticias, informaciones sobre el ayuntamiento y su partido o deslizar opiniones personales. De vez en cuando hace alguna gracieta con periodistas y el mes pasado hasta experimentó, sin gran éxito de crítica y público, con algún pequeño vídeo. Cuando hace poco más de dos años saltó al primer plano de la escena politica se empleó a fondo para dar a conocer todos sus perfiles y ganar seguidores que pudiesen conocer su ideario. No tenía community manager y ya como alcaldesa siguió llevando sus perfiles, en especial el de twitter, red que le semeja especialmente interesante. Ahora ese perfil se ha cerrado a las interacciones en sus publicaciones, un hecho inaudito en su gremio.
Sólo 424 personas pueden responder a la alcaldesa de A Coruña cuando ahora escribe un tuit. Son aquellas que manejan las cuentas (bastantes de ellas institucionales) a las que sigue. Quien desee hacer algún comentario, acotación o deslizar alguna idea y no figura en ese selecto grupo de interés para Inés Rey no puede contactar con ella. “Las personas que @inesreygarcia sigue o haya mencionado pueden responder”, explica un mensaje de la red social. Con todo, que una alcaldesa activa en redes sociales siga además poco más de 400 cuentas ya aportaba también alguna pista sobre su interés en conocer opiniones ajenas.
La torre de marfil en la que se refugia Rey se aleja cada vez más de la gente que le llevó a la responsabilidad que ocupa. Mal asunto cuando una persona que trabaja en política, y cuanto más si es local, decide restringir las respuestas que le llegan. Quizás alguien debería hacerle entender que su labor consiste, también, en leer y escuchar a los demás.