El ministro de Sanidad visitó en A Coruña un centro cívico para jóvenes. El delegado del Gobierno le acompañó a tan magno evento después de que el Escorial de la Avenida del Metrosidero abriese sus puertas en una inauguración que tuvo lugar hace menos de tres semanas, la culminación de un largo proceso de cinco años desde que se empezó a definir a que se destinaba ese espacio liberado por el Ministerio de Defensa, durante un tiempo okupado, y que ahora Inés Rey asegura que se trata de un “centro de referencia en Galicia”.
En una búsqueda desesperada de una foto que ilustre la precampaña electoral de una alcaldesa a la que no se ve en la calle con los vecinos, los asesores socialistas encontraron una percha para que José Miñones, que se ha convertido en un ministro a mano para estas cosas, acudiese a la visita. “Las ciudades son espacios de salud por excelencia y, proyectos como este nos permiten afrontar un reto tan desafiante como es la obesidad infantil en nuestro país”, zanjó el amigo de Pedro Sánchez. Junto a él estaba su sucesor como delegado del Gobierno en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro.
Inés Rey repitió visita y con ella Yoya Neira, que ya había estado en la primera inauguración el pasado 31 de marzo. Esta vez sí acudió José Manuel Lage Tuñas, en todo caso desafortunado en la vestimenta porque eligió una juvenil americana de color claro, muy adecuada para la luminosa mañana que hacía cuando las autoridades accedieron a las naves, pero desaconsejable cuando al salir se encontraron con un chaparrón. Lage observó como en A Coruña se transita con inusitada velocidad de los claros a las nubes.
Las fotos al menos salieron bien. La alcaldesa tomó los mandos en el futbolín e hizo equipo con el ministro para jugar un partido contra Besteiro y Lage Tuñas, al que marcó un gol que celebró in your face. Queda la duda sobre si se empleó a fondo.
Pero la alcaldesa no tenía su mejor día y pese a esa efímera alegría la mañana se le complicó y retrasó en una hora su llegada al Congreso del Colegio de Procuradores de A Coruña en el Palexco, donde se homenajeaba entre otros al presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido. Llegó, se sentó en el asiento que tenía reservado y ya de inmediato subió al estrado para disculpar su retraso “por la agenda apretada”. Luego regañó a los organizadores por no haber dispuesto un cajoncito que la elevase para acomodarse ante el micrófono. “El año que viene pediré el cajón”, zanjó.