Este lunes, 14 de junio, se cumplen dos años desde que Inés Rey entró por primera vez en su despacho de alcaldesa. También es el inicio de la cuenta atrás de los ya menos de 700 días que restan para que los coruñeses vuelvan a las urnas y emitan su veredicto sobre la gestión de un PSOE cuyo horizonte inmediato aparece plagado de problemas judiciales, de sospechas sobre las actividades de alguno de sus concejales y, también, de enormes problemas internos que se agudizarán según se vayan acercando las primarias gallegas y la batalla local.
La buena noticia para Inés Rey y los suyos es que, de momento, las encuestas le favorecen. El PSOE sería el partido más votado y el PP, la única alternativa real de gobierno en María Pita, está muy lejos de la mayoría absoluta, la única baza que le permitiría retomar el bastón de mando, ya que ni la Marea ni el BNG permitirían otra alternativa.
Inés Rey, y su mano derecha, José Manuel Lage Tuñas, tienen el reto de presentar un presupuesto en tiempo y forma a la vuelta del verano. Ya no lo hicieron el año pasado con la excusa de la pandemia y Lage Tuñas parece haberse impuesto, como casi siempre, con su teoría de que es un documento innecesario, a pesar de la innegable crisis que se asoma en el corto plazo.
Lage también está pendiente de dos varapalos judiciales que dejarán en el aire muchas de sus estrategias. Para el presupuesto, la más importante es la que afecta a la necesidad de incorporar las enmiendas aprobadas en el pleno al documento final, lo que concede a la Marea y el PP un poder extra para negociar.
Y en lo político, no menos trascendente será la decisión sobre la exclusión del gobierno local de Mónica Martínez, denunciada por su condición de presunta tránsfuga, que podría alterar otra vez los equilibrios internos del Gobierno. Mientras, la generosa propaganda municipal sigue hablando de grandes logros y proyectos en marcha, pero lo cierto es que nada ha pasado del papel y la palabra a los hechos.
Presume la alcaldesa, y su mano derecha, de haber desbloqueado la intermodal, el tren a Langosteira y el CHUAC, además de la pasarela de Pedralonga que, a este paso, va a llegar directamente a Madrid. ¿Alguien ha visto algo más que un documento en prensa? La verdad es que todos esos proyectos han sido paralizados por María Pita, como en el caso de los terrenos para el CHUAC o el convenio de la intermodal. En el tren a Langosteira, lo hemos fiado todo a los fondos europeos y al poco cariño que el ministro Ábalos le ha demostrado a Inés Rey. De Pedralonga, seguiremos oyendo grandes palabras pero pocas obras.
El otro proyecto estelar, la Ciudad de las TIC empieza a confirmarse como lo que siempre fue, un plan rimbombante sin fondos ni planes específicos más allá del afán del grupo IFFE por ganar en la segunda vuelta el concurso que perdió en la primera. De momento, tampoco hay noticias de nada más que anuncios de nuevos edificios, algo que no parece muy tecnológico.
La ciudad sigue muy sucia, a pesar de las promesas de Rey casi cada mes anunciando la creación de brigadas especiales de limpieza y milagros variados. Las pintadas afean cada pared de la urbe y nada parece que vaya a cambiar. También la actividad económica ha caído. Las trabas burocráticas de María Pita recuerdan a los peores días de la Marea y la guerra con los funcionarios ya ha empezado a subir varios grados de temperatura.
Este análisis no lo verá en la prensa convencional. Pero seguro que se parece mucho más a la realidad que usted ve que a la que le intentan contar por si cuela.