Después de los conflictos con el Puerto, por incumplir su promesa de hacerse con la propiedad de los muelles muelles y más recientemente por adelantarse a la hora de anunciar conciertos, y con la Xunta por el convenio del CHUAC, la última enemistad que la alcaldesa Inés Rey ha conseguido forjarse es la de uno de los principales emblemas de la ciudad, el Deportivo. Antonio Couceiro revelaba este viernes que el gobierno municipal quiere cobrarle al club por el uso del estadio de Riazor. Y a partir de ahí se produce una desabrida respuesta de Inés Rey, que lejos de tender puentes para llegar a acuerdos no se recató en tildar de mentiroso al presidente del club blanquiazul y le acusó de entrar en campaña de cara a las próximas elecciones municipales.
Mientras el tocino se mezclaba con la velocidad y las declaraciones de unos y otros contribuían a subir la tensión, tanto Rey como Couceiro tenían una cita en común en el Puerto Exterior, donde se inauguraba el nuevo terminal marítimo de Repsol. Allí las autoridades estaban citadas en un punto de encuentro para desplazarse después a diversos puntos de las nuevas instalaciones de la compañía petrolera. Pero Rey no apareció por allí. Evitó el encuentro con el resto de autoridades y se fue en un coche del ayuntamiento al lugar donde estaba ubicada la placa que conmemorativa, donde se unió a la comitiva junto a su edil Francisco Dinís Díaz Gallego. Juntos esperaron en solitario durante casi media hora en un recoveco de Langosteira con vistas al pantalán en el que el petrolero Front Ocelot, con bandera de las Islas Marshall, descargaba crudo.
Inés Rey quería evitar así el cara a cara con Couceiro, que asistía al acto como presidente de la Cámara de Comercio. Pero fracasó en el intento. Tras la preceptica fotografía ante la placa y antes de los discursos, el presidente del Deportivo la abordó en un espacio reducido ante una veintena de autoridades y le dijo con el talante propio de un diplomático: “Alcaldesa, tenemos que hablar”. Pero la alcaldesa estaba desatada y le contestó con mal tono y a voz en grito: “¡Cuando quieras hablamos, pero con la verdad por delante!”. Las maneras descolocaron a los presentes, entre ellos el presidente y el vicepresidente primero de la Xunta, la subdelegada del Gobierno o los máximos mandatarios de Repsol o Puertos del Estado, que tampoco entendían por qué la alcaldesa de A Coruña les había dado plantón para evitar unirse a la comitiva.
El Deportivo apunta que el ayuntamiento le ha pedido una aportación económica por el uso de un estadio al que vincula el nombre de la entidad bancaria que tiene la mayoría accionarial del club, pero el acuerdo para ese naming finaliza justamente en 2025, cuando entraría en vigor el nuevo convenio. “Es una afirmación falsa. Todo lo que ha dicho Couceiro es una completa mentira. No va a pagar nada por el uso del estadio”, explicó Rey, que en las instalaciones del puerto exterior pidió ante los medios de comunicación que Couceiro pidiese perdón al deportivismo y vinculó las declaraciones a un uso partidista por motivos electorales.