Que no es el momento de hacer cambios. Así de fría, como fríos dejó a los presentes, fue la respuesta del Concello a la petición de mejoras en el servicio de bus urbano por parte de empresarios y vecinos de Pocomaco y Mesoiro. Como la concesión de tranvías está a punto de terminar, la excusa que pone el Gobierno Municipal es que no se puede hacer nada.
Sin ponerse colorados siquiera, expusieron esos argumentos representantes del Ayuntamiento en la reunión que mantuvieron con la Asociación de Empresarios de Pocomaco, varias empresas del polígono, la Asociación de Vecinos de Mesoiro y la Asociación de Vecinos de Novo Mesoiro.
La exigencia de un servicio de bus digno para poder desplazarse por la ciudad es una reclamación que viene de lejos -sí, de cuando la concesión todavía no estaba a punto de terminar-, pero las reclamaciones, como ahora, han caído siempre en saco roto.
Lo reclaman los vecinos, hartos de los problemas de movilidad y de sentir que no se les da el mismo trato que al resto de coruñeses, y lo reclaman los empresarios. La situación es grave hasta el punto de que muchos candidatos rechazan empleos por la dificultad que supondría acudir cada día a su puesto de trabajo. Más allá del trayecto de la línea 23A, que llega a la entrada y conecta con puntos como Novo Mesoiro o la Plaza de Ourense, no hay demasiadas opciones. Y esto teniendo en cuenta que este mismo bus no llega siquiera al final del polígono, por lo que no permite dar cobertura a la totalidad de las naves.
La batalla se remonta ya al año 2017, cuando se recogieron cerca de 4.000 firmas reclamando una nueva línea de bus. Este mismo año se llevó a pleno esta petición, con el voto a favor de todos los partidos.
Pero ahí se quedó. Porque como señaló el BNG con otros problemas del transporte público, por ejemplo la saturación del bus universitario, “o Goberno Local sempre está ao que diga a Compañía de Tranvías e non a dar satisfacción ás necesidades reais da xente”.