Galicia ha registrado en los últimos años un ligero descenso del voluntariado, en especial en jóvenes, aunque, según algunas entidades, la colaboración ha repuntado el último año, sumándose algunas que se acercaron durante la pandemia. En general, el perfil, son personas de menos de 24 años o mayores de 55 años y, en su mayoría, mujeres. Así lo apunta María Paz, portavoz de la Coordinadora Galega de ONG para o Desenvolvemento, que surgió hace 30 años. En la actualidad está integrada por 45 organizaciones y representa a más de 26.000 personas entre socias, voluntarios y trabajadoras. Trabajan en más de 20 países y siempre con organizaciones y colectivos locales. Solo en 2019, pusieron en marcha más de 60 proyectos para mejorar la vida de 400.000 personas.
“Hoy en Galicia 1.580 personas participan de forma solidaria en el día a día de las organizaciones de cooperación”, explica María Paz, que precisa que un 70% de las personas voluntarias son mujeres (1.103 del total). “Un dato que ejemplifica la gran feminización de las organizaciones que también se da entre la base social y el personal laboral de las ONGD gallegas”. “Hace tres años, las ONGD gallegas tenían 1.628 personas voluntarias (68% mujeres). La comparativa muestra que en los últimos años hubo un pequeño descenso del número de personas que participan activamente como voluntarias”, añade al ser preguntada por esta cuestión.
Respecto al perfil del voluntario, asegura que la mayoría son mujeres. Por edades, son mayores de 55 años o menores de 24 años. “En la franja entre los 24 y los 54 años, tanto en hombres como en mujeres, apenas hay personas voluntarias”. “Es más difícil contar con voluntariado permanente, entre otras cosas, porque es una etapa vital en el que las personas solemos dedicar una importante parte de nuestro tiempo a la vida laboral y al trabajo de cuidados”, explica.
Como otras entidades consultadas, coincide en que la participación de la juventud ha bajado en los últimos años. No obstante, apunta también a un cambio con una participación “vinculada a proyectos o actividades específicas: movilizaciones, acciones de calle, en redes sociales…”. “Es algo que tiene que ver con el propio modelo de sociedad, las personas, y especialmente las más jóvenes, adquirimos por lo general menor compromiso a largo plazo en comparación con hace 20 o 30 años años”. Por ello, apela a la necesidad de que las organizaciones se adapten a un nuevo modelo de participación. Al hilo de ello, apunta que necesitan voluntariado “comprometido” y gente que quiera dedicar “tiempo y energía”. También plantea que las organizaciones busquen adaptarse a un nuevo modelo de participación. “Ser capaces de canalizar la energía y la solidaridad de la juventud y ofrecer espacios de participación flexibles y atractivos”.
Por su parte, Lorena Rilo, presidenta de la Plataforma Coruñesa de Voluntariado, indica que en 2020 hubo un descenso generalizado del voluntariado, “en parte, por las restricciones que nos obligaron a modificar o suspender muchas de nuestras actividades y, en parte, por la propia ciudadanía, que se sentía insegura a la hora de realizar ciertas actividades, sobre todo entre el voluntariado mayor de 60 años”. “Sin embargo, hemos notado un repunte en este último año 2021”. “Muchas de las personas que habían permanecido inactivas, volvieron a colaborar y también se sumaron otras que colaboraron por primera vez durante la pandemia”. “Durante este último año, la pandemia fomentó que gente de entre 40-60 años participen más activamente en proyectos, ya que son edades en las que las ocupaciones diarias (familia, trabajo…) dejan poco tiempo para estas actividades”, precisa a este respecto.
En el caso de los jóvenes, reconoce que es “más complicado” su participación por estar en una etapa de búsqueda activa de empleo, “pero estas circunstancias ya se daban antes de la pandemia”. “Los universitarios han vuelto a participar activamente en diferentes proyectos”, indica sobre la experiencia de las entidades que conforman la plataforma y trabajan a nivel local y provincial.
En relación al tipo de perfil de voluntariado que se necesita, sostiene que depende de la labor de la entidad. “Por ejemplo, para realizar acompañamiento de personas mayores, no es necesario tener una gran formación, ni un perfil definido, pero en cambio, si lo es para colaborar en una ONG de Desarrollo o de asistencia hospitalaria”. “En general lo que únicamente se necesita es gente que tenga ganas de aportar su granito de arena y de comprometerse, lo más fácil será integrarse en una u otra ONG según su propio perfil”, sentencia.