Unos se miran a los otros, los otros se culpan a los unos y el atasco en el cruce de Sol y Mar, en Perillo, no sólo no cesa sino que afecta a bastantes puntos del entorno. Unos 90.000 vehículos pasan al día por un punto en el que se empezó a trabajar tarde y mal, en época estival, cuando los desplazamientos en la zona de incrementan y sin que el concello de Oleiros hubiera culminado las obras en su red de abastecimiento de aguas. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana tampoco propició un entendimiento y los trabajos se paralizaron para desesperación de los usuarios de la vía. Restan dos años de obras en un punto estratégico del área metropolitana de A Coruña del que Fomento presentó un primer proyecto hace 13 años y cuyas obras se aprobaron hace dos.
Las colas interminables repercuten en los numerosos negocios y empresas de la zona mientras los concellos limítrofes también ven afectada la movilidad de residentes, trabajadores y visitantes. Brotan de nuevo las demandas por la gratuidad, o al menos el abaratamiento, del recorrido por la AP-9. Así lo han defendido, por lo menos, en los últimos días los regidores de Sada, Betanzos, Bergondo o Miño.
La petición de la Xunta de bonificaciones en la autopista de hasta el 60% para vehículos pesados se ha topado con una rebaja de Madrid hasta el 20%. “No va a ser efectiva. No es una rebaja que capte tráfico”, clama Ethel Vázquez, conselleira de Infrestruturas e Mobilidade. Mientras tanto en Fomento están de mudanza, con el relevo de José Luis Ábalos por Raquel Sánchez, hasta ahora alcaldesa de la localidad barcelonesa de Gavá.
El embudo está servido mientras se reclama que se dupliquen los turnos y que los ritmos en los trabajos se adecuen a los horarios de mayor o menor circulación por una zona por la que Ángel García Seoane, alcalde de Oleiros, llegó a instalar una acampada reivindicativa en la zona, un teatrillo para reclamar una obra de la que, a la hora de la verdad, contribuye a retrasar su ejecución. Ahora pide paciencia.