El batacazo histórico del PSOE en las elecciones autonómicas del 18 de febrero fue impactante y doloroso para los socialistas en el momento. Pero está todavía por ver el daño real, y las consecuencias, de esos ridículos 9 escaños en una legislatura que arranca hoy y que se le hará muy larga a Besteiro y compañía.
La lista de sapos que tendrá que tragar apunta a ser extensa, empezando por la situación que se ha dado a la hora de constituir la Mesa do Parlamento. El PSdeG no ha tenido más remedio que aceptar la limosna del BNG, que le ha cedido un puesto para, según los nacionalistas, «visibilizar la pluralidad de la Cámara también en sus órganos de dirección».
La Mesa do Parlamento está compuesta por cinco puestos, de los cuales tres le corresponden al Partido Popular después de sumar 40 de los 75 diputados para alcanzar la mayoría absoluta. Los otros dos le correspondían al Bloque por sus 25 escaños, pero en la línea marcada ya durante la campaña, la sociedad plasmada con el PSdeG queda plasmada también en esta decisión.
Miguel Santalices, presidente, Elena Candia, vicepresidenta y Ethel Vázquez, secretaria, son los representantes del Partido Popular. Completan el órgano de dirección el hemiciclo Montse Prado (BNG) y Patricia Iglesias (PSdeG) como vicepresidenta segunda y vicesecretaria, respectivamente.
Por segunda legislatura consecutiva, los socialistas se ven relegados a ser tercera fuerza en el parlamento gallego y obligados a aceptar las migajas del BNG, que en todo caso ya dejó claro en boca de la propia Ana Pontón, que este favor no es como el de 2020: «Hoy el BNG casi triplica al partido socialista», insistiendo en que la legislatura será diferente por la «gran distancia» que han logrado los nacionalistas como líderes de la oposición.