El nerviosismo se manifiesta a través de síntomas visibles o disimulables. A estas alturas ni Inés Rey ni su séquito se recatan en ocultarlos. La alcaldesa llegó en 2019 subida a una ola que no ha aprovechado. Lo previsible entonces era que a través del barniz que otorga el poder caminase durante cuatro años hacia una mayoría absoluta. Ese objetivo no sólo es a día de hoy una quimera sino que ya se celebraría como un triunfo igualar los resultados de hace cuatro años y retener la alcaldía a base de pactos que deberían atravesar bastante tierra quemada para sustanciarse.
El estado de nervios se reflejó este viernes en el Real Club Náutico herculino, entidad a la que se acercó Inés Rey, que también es edil responsable de Deportes, para presidir la inauguración del Campeonato Gallego de vela en la clase Optimist, un evento que congrega en A Coruña a 140 deportistas de catorce clubs de toda la comunidad autónoma. A Rey le propusieron que el acto de inauguración de la competición se realizase en el ayuntamiento, pero no aceptó. Así que al final decidió presentarse en el Náutico, de donde salió tarifando. En las activas redes sociales del Concello no hay rastro de la presencia de la alcaldesa allí.
La presentación del campeonato la presencia de Rey, que estuvo acompañada por Manuel Villaverde, presidente de la Federación Gallega de Vela; Roberto García, delegado de Deportes de la Xunta de Galicia; el comodoro del club organizador, Jorge Etcheverría, y el presidente del Náutico Fernando Cobián, que agradeció la presencia de todos en una breve alocución. La alcaldesa tomó la palabra para apuntar que desde el ayuntamiento de lleva a cabo una “importante labor” para “democratizar el deporte de la vela y abrir su práctica a los alumnos de los centros educativos de la ciudad”.
Justo en esa línea de poner en valor el trabajo realizado desde el ayuntamiento se expresó el comodoro Jorge Etcheverría que, como tantos otros clubs y entidades deportivas de la ciudad han hecho en las últimas fechas, aprovechó para agradecer y elogiar el interés y la ayuda mostrada por la edil Mónica Martínez en su tiempo como concejala de Deportes. Y ahí se montó el lío. Etcheverría puso en valor el trabajo de una concejala que, se supone, estaba integrada y formaba parte del equipo de gobierno de Inés Rey. Pero ante el estupor de los presentes a la alcaldesa y no le parecieron bien los elogios sobre su propio ejecutivo.
Llegaron las malas caras, los reproches y una abrupta despedida en la que Rey decidió no quedarse a disfrutar con los presentes de los instantes de esparcimiento posteriores a la presentación. Entre el estupor de los presentes, se marchó disgustada por los elogios a una integrante de su equipo de gobierno.