El acto, en uno de esos enormes teatros de la Gran Vía madrileña se había concebido para escenificar la ambición del Partido Popular de cara a las próxima elecciones municipales. En su diseño se le dio voz a los candidatos de todas las capitales de provincia. Martínez-Almeida, que jugaba en casa, dispondría de más tiempo antes de que Alberto Núñez Feijóo cerrase la matinal del domingo.
Cada uno de los candidatos de provincias tendría un minuto. Una píldora en la que resulta complicado resumir esperanzas, problemas o voluntades. Y no dejaba de ser un examen: siempre se apunta que la primera impresión es la que cuenta. Hay psicólogos que concluyen que sólo bastan 7 segundos para que la mente humana conforme una opinión sobre la persona que tiene enfrente.
A la palestra empezaron a salir los candidatos. Por riguroso orden alfabético. El tono fluctuó entre mitinero y apresurado. Afloró el nerviosismo. Todo parecía además encorsetado y uniformado. Hasta que sobre el escenario lució una Torre de Hércules de fondo, Miguel Lorenzo caminó hacia el micrófono y le dedicó una furtiva mirada, como pidiendo permiso, a la imagen del faro milenario para desbrozar un discurso deshinibido que ya se ha convertido en viral, por sentimiento, templanza y chispa:
«Mi nombre es Miguel Lorenzo y tengo el privilegio de vivir en una ciudad maravillosa que es A Coruña, una ciudad a la que os invito a todos porque nuestro lema es que en Coruña nadie es forastero. Tenemos un faro, la Torre de Hércules, que lleva más de 2.000 años iluminándonos y marcándonos el camino, pero Coruña últimamente ha perdido ese brillo por culpa de estos gobiernos, estos pactos entre perdedores. Y hemos perdido esa luz propia que siempre tuvimos. Y tenemos que recuperarla.
La gente está muy cansada. Está cansada de que no se cumplan los presupuestos. Está cansada de los anuncios. Está cansada de la mala gestión. Y está cansada de la propaganda.
Y nosotros lo podemos cambiar. Yo lo quiero cambiar. Yo quiero ser el alcalde de A Coruña.
Y sólo voy a aplicar una política, la del sentido común, la del sentidiño. Con una cosa que tenemos muy metida los gallegos, que es la de gobernar para los ciudadanos. Y voy a hacerlo porque quiero que Coruña vuelva a recuperar su esplendor.
Y, Alberto, quiero dirigirme a tí. Yo quiero que tú seas el presidente de mi país. Pero yo voy a ser el alcalde de tu ciudad. Y juntos lo vamos a conseguir. Gracias. Somos mayoría».
El desfile de candidatos fue heterogéneo. Los que aspiran a la reelección, como los de Alicante, Almería, Badajoz, Ciudad Real o Santander, han destacado el trabajo hecho, el deseo de repetir en el cargo y contribuir con su victoria a la llegada de Feijóo a la Moncloa. Quienes mostraron su ilusión por mejorar sus ciudades desde la moderación y la gestión e impulsar al tiempo el cambio en España.
El empleo, acabar con la delincuencia o la okupación, las políticas de vivienda o la sostenibilidad fueron temas abordados en un acto en el que los populares aplaudieron en pie a Francisco de la Torre, alcalde de Málaga desde hace dos décadas.