El Jardín de San Carlos está en la UCI, cerrado desde el pasado mes de mayo, apenas medio año después de que Inés Rey volviese a abrir sus puertas entre grandilocuentes loas. “Ponemos en valor el patrimonio de nuestra ciudad y recuperamos la gran zona verde de nuestra Ciudad Vieja”, proclamó hace un año la alcaldesa. En el pasado pleno municipal, a preguntas de la oposición, la edil de Innovación, Movilidad e Infraestructuras reconoció que diez de los 18 olmos allí existentes están enfermos y “resulta difícil ser optimista sobre su futuro”. Nereida Canosa apuntó que se están aplicando insecticidas para salvar a una decena de olmos de la grafiosis. Otros tres ya han sido talados.
En una entrevista concedida a La Voz de Galicia en abril de 2016 cuando aún no vivía de la política, Rey apuntaba que su rincón favorito de la ciudad era el jardín que alberga la tumba de Sir John Moore. “Nos llevaban mis padres de pequeños”. “Allí se muere ahora la último gran olmeda protegida de Europa”, clama el edil Carlos San Claudio, un vecino de la Ciudad Vieja que alzó su voz en el pleno para alertar sobre la situación. “Hay un letrero que indica que el parque está cerrado por saneamiento del arbolado, pero en el interior lo que tienen es la vergonzante gestión del gobierno de Inés Rey.
La alcaldesa tuvo sobre la mesa en mayo de 2021 un informe remitido por el Icomos, el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios de la UNESCO, en el que le alertaban sobre el riesgo de desaparición “a medio plazo” de la olmeda. El documento entregado al concello llamaba la atención sobre la falta de un estudio detallado de las raíces de los olmos y rechazaba la intervención prevista por el ayuntamiento porque consistía en rehacer el jardín, no en rehabilitarlo. “Pueden llevarse por delante la única arboleda singular y catalogada de Galicia”, le explicaron a la alcaldesa.
Pero no hubo caso. “El informe del Icomos es inadecuado e impreciso, usa argumentos artificiales basados en falsedades”, rebatió Inés Rey, que apuntó que se trataba de un trabajo “falto de rigor y elaborado no se sabe a instancias de quién”. Así que la alcaldesa promovió una reforma orientada hacia la composición de un jardín botánico. “Desde el Gobierno municipal reactivamos así un gran reclamo histórico para la ciudadanía y el turismo: este es uno de nuestros jardines más queridos, además del mas antiguo de la ciudad, por eso lo hemos tratado con un cariño especial”, explicó. 250.000 euros se invirtieron en los trabajos. Seis meses después volvieron a cerrarse los jardines. Hasta hoy.
“El tratamiento fitosanitario tardó trece meses en aplicarse desde que fue aprobado”, denuncia San Claudio. Así lo resolvió la Xunta con un permiso concedido en junio de 2022. Ahora uno de los corazones de la ciudad está herido de muerte y todo apunta a que habrá al menos una decena de talas. “Hay mucha gente que se quejaba y protestaba. No sé si alguien cree que uno va a talar árboles centenarios, que uno se levanta por la mañana y coge la motosierra”, zanjó Inés Rey cuando le echaron en cara las primeras pérdidas en la olmeda.