Cerca de 11 millones de euros en 2023. Esa es la recaudación estimada por el Concello de A Coruña con el impuesto de circulación para este año. Una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que cada día es más complicado circular en coche por la ciudad herculina debido a las trabas que se ponen, precisamente, desde María Pita.
Según los datos del padrón de contribuyentes publicados por La Opinión, hay un total de 125.776 vehículos que deben cumplir con este tributo. Esta cantidad que viene creciendo de forma progresiva desde hace años, contrasta con la guerra abierta que el gobierno municipal le ha declarado a los automóviles y que, entre otras medidas, tiene previsto eliminar más de 1.000 plazas de aparcamiento en superficie cuando termine la legislatura.
Un informe reciente apuntaba que los coruñeses se dejaban al año más de un día completo atrapados en atascos en la ciudad. Y gran parte de ese tiempo se utiliza en buscar zonas de estacionamiento cada vez más escasas. Han desaparecido en el centro y desaparecen también en los diferentes barrios, por no hablar de actuaciones que favorecen la recaudación por otros medios, como ocurrió en la calle de acceso al CHUAC empujando a los usuarios a pagar el parking privado.
En las últimas semanas y cuando se acercan las elecciones, desde el Concello se ha tratado de acelerar a la hora de generar plazas con un comodín habitual utilizado durante toda la legislatura: la conversión a aparcamientos de batería. Por una simple cuestión de espacio, la consecuencia es que se eliminan carriles de circulación o de estacionamiento para emergencias, complicando el tránsito y provocando problemas como los del entorno del mercado de San Agustín.