El Pleno de este jueves apunta a dejar una nueva puesta en escena de esos pretendidos tira y aflojas entre el BNG y el PSOE. En este caso, el punto central del debate y el motivo de lo que aparentemente parece ser malestar en el grupo nacionalista es la reforma de Riazor para que A Coruña pueda acoger partidos del Mundial 2030.
Jorquera cuestiona la necesidad de acometer dicha reforma y, sobre todo, el presupuesto requerido para la misma. Pero es precisamente en este teatrillo entre el gobierno municipal y la muleta que lo sostiene, donde se llega al fondo de un problema bastante más real que sus discusiones: las grandes deficiencias de las instalaciones deportivas de la ciudad.
«A piques de se facer un ano das eleccións municipais, a xestión dos complexos deportivos do Castrillón e dos Castros continúa a se prestar en precario e o mesmo acontece coa piscina de Santo Amaro ou o campo de golf da Torre». En lo referido a este último, apunta Jorquera que «a concesión caducou en 2017 e o estado da infraestrutura é cada vez máis lamentábel, froito da falta de investimento da anterior concesionaria”.
Aprovechan desde el BNG para repasar el abandono de otras instalaciones, una constante para Inés Rey: «En realidade, a cidade carece de suficientes instalacións deportivas e as existentes necesitan melloras e teñen importantes déficits de mantemento, subliña. Isto tamén é de aplicación a recintos como o Pazo da Ópera, o Fórum Metropolitano ou o Coliseum».
Jorquera deja en el aire varias preguntas que deberían tener respuesta, o no, este jueves: «É necesario un estadio para cas 50 mil espectadores, por riba dos mínimos fixados pola FIFA? É xustificábel un gasto de 90 millóns para acoller, no mellor dos casos, dous ou tres partidos do mundial? Como se pensa financiar?».