El episodio ocurrió en un entorno festivo y llamó la atención por su crudeza. Dos concejales del gobierno local se enfrentaron para determinar quien tomaba la palabra en el homenaje a Pucho Boedo en el Ventorrillo.
El enganchón fue cruento porque la edil de Medio Ambiente y Sostenibilidad además de tercera Teniente de Alcaldesa, Esther Fontán, se impuso a Francisco Dinís Díaz Gallego, que quiso fracasó en su intento de acaparar los focos. La organización del homenaje al inolvidable crooner coruñés determinó que un integrante de cada grupo municipal subiese al escenario ubicado en el espacio dedicado a las fiestas del barrio para expresar un recuerdo o una vivencia que tuviese que ver con Pucho Boedo. Y allí se presentó el concejal de Urbanismo y Movilidad, que incluso acudió a la primera parte del homenaje, en A Silva. Luego ante el escenario, sacó unos papeliños para leer, pero Fontán le frenó en seco.
Brotó entonces una avinagrada discusión en la que Fontán, que en su día acabó en un hospital tras un agrio episodio con Inés Rey y Lage Tuñas en el Palacio de María Pita, acalló a su compañero para ser ella la encargada de dar voz a su partido. Dinís se marchó enojado. No hubo noticias de Inés Rey, responsable municipal de Cultura desde que asumió las competencias que en principio pertenecían a Jesús Celemín.
El episodio, que tuvo lugar en público ante los ojos asombrado de decenas de personas, pone en evidencia la ruptura en el gobierno local, en el que varias ediles como la propia Fontán, Diana Cabanas o la exconcejala de Ciudadanos, Mónica Martinez, ya hace tiempo que se han desenganchado del dictado de Lage Tuñas e Inés Rey. En ese grupo de las que no cuentan también obviamente hay que situar a Eva Martínez Acón, a la que laminaron hace tiempo y le quitaron atribuciones y sueldo porque se atrevió a revelar en público la deuda monetaria que mantenían Lage y Rey con el partido cuya agrupación local ahora controlan.
Ya en la recta final del mandato, socialistas de largo recorrido como Fontán ya no se cortan en hacerse valer ante lo que consideran reiterados ninguneos o faltas de respeto. A Díaz Gallego, un pretoriano de Inés Rey y Lage Tuñas, ya le ha quedado claro.