Así y ahora, no se lo esperaban. Los 670 trabajadores que componen la plantilla de la refinería de Repsol en A Coruña todavía no saben cómo encajar el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) anunciado el pasado jueves por la compañía, una situación que previsiblemente afectará al 31% de la plantilla durante seis meses a partir del mes de mayo. “Nos encontramos con esto de repente”, reacciona Arturo Julián, responsable en la comarca de A Coruña del área de industria en Comisiones Obreras (CC.OO.).
El anuncio del ERTE se percibe como un suma y sigue. “Este es el nivel en el que nos estamos moviendo en A Coruña. Estamos mucho más que preocupados, de eso ya nos hemos pasado tres pueblos. No puede perderse ni un minuto en tener un marco energético, que establezca precios competitivos para la industria. Aquí las administraciones tienen que dar el do de pecho, si no vamos caminando hacia el desastre. Estamos en la antesala del desierto industrial en A Coruña”, alerta Julián. La espada de Damocles está encima y el reloj de la cuenta atrás no se detiene: “El contexto ahora es Repsol y la refinería pero todo esto sumado a la cascada de cierres, de tensión y conflictos que estamos teniendo está generando mucha crispación”.
Los representantes de los trabajadores prefieren ser cautos a la hora de entrar a evaluar si este ERTE puede estar relacionado con futuros planes de reconversión del complejo. No quieren adelantarse a la espera de saber cuál va a ser el tono y el fondo de la negociación. “Conocimos la noticia en el mismo momento que los medios. Se convocó al comité de empresa y tuvimos más detalles”, explican en el sindicato.
Ahora todo está en el aire hasta que se conforme la comisión de negociación y empiecen a obtener respuestas el próximo viernes. Se sentarán a “verle la cara a la empresa y conocer los objetivos que persigue con este ERTE”. Pensaban que lo peor había pasado y que más bien ahora era el momento de centrar todos los esfuerzos y la atención en el futuro. “Entendemos que las restricciones a la movilidad llevaron a poner algunas unidades bajo mínimos, pero ¿para qué sirve esta herramienta en manos de Repsol en este momento? Sirve para momentos coyunturales, pero esto no va a resolver problemas estructurales de Repsol, relacionados con la reconversión. Ni siquiera va a solucionar el descenso de combustible, o la caída de la rentabilidad… no vemos cómo un ERTE pueda contribuir a revertir ninguna de estas situaciones”, señala Arturo Julián.
¿Por qué ahora? El comunicado de Repsol empieza refiriéndose a la covid-19 y alega que la situación se prolonga en el tiempo más de lo esperado. Para después ampliar el encuadre y aludir a otras razones de más amplio calado: “A esta situación coyuntural se suma otra estructural, que consiste en la incertidumbre generada por la transición energética, que va a exigir importantes proyectos e inversiones en los próximos años para que la refinería alcance los objetivos de transformación y descarbonización contemplados por Repsol”.
“Esta decisión es una medida socialmente responsable dirigida a asegurar la transformación eficiente del Complejo Industrial en el horizonte 2025. (…) En el escenario actual será fundamental un marco normativo adecuado y el apoyo de todas las instituciones para garantizar el futuro de la industria en España. ”, zanja el comunicado de la compañía.
Un comunicado que, por azar del calendario, se hizo público justo el día en el que el Congreso de los Diputados aprobaba la Ley de cambio climático, una normativa que obligará a las grandes empresas a preparar y hacer públicos planes de acción que incluyan el detalle de la reducción de huella medioambiental. Además, fija la prohibición de venta de vehículos de combustible fósil en 2040 en España y busca reducir un 23% las emisiones para 2030.
Lo que podría ser un ERTE más en plena pandemia, (en el mes de marzo más de 16.000 trabajadores continuaban en esta situación en la provincia de A Coruña), adquiere otro calado y dimensión. La decisión de Repsol lleva inevitablemente a hablar de futuro mientras la “incertidumbre” sigue rondando y los trabajadores de la refinería reprochan que se pague con un ERTE el esfuerzo realizado en la pandemia.
En este sentido, los sindicatos se manifiestan desconcertados ante lo que consideran una injusticia: “Nos declararon trabajadores esenciales durante la pandemia, todo el mundo a trabajar, ¡ale! Y resulta que ahora cuando las cifras se están recuperando anuncian que prescindirán temporalmente de casi un tercio de la plantilla. Cuesta encajarlo”, evalúa el responsable del área industrial de A Coruña desde la concentración que llevaron a cabo el pasado viernes por la tarde a las puertas de la refinería.
La negociación se llevará a cabo, casi con toda seguridad, a nivel nacional al afectar a dos unidades de refino, la de Puertollano (donde el expediente anunciado puede afectar a más de 600 trabajadores) y la de A Coruña. Desde los sindicatos la perspectiva parece ser la de mantener la esperanza y luchar porque esa reconversión que viene -que ya está aquí- no pase por soluciones de reducción de plantilla.
“Llevamos desde el principio demandando una transición ecológica justa. Las empresas que empezar los planes ya, porque los objetivos tienen que cumplirse a la vuelta de la esquina, de hecho el primer horizonte marcado es a 2025. No es de recibo que lo paguen contra nosotros cuando nuestra disposición a colaborar en este sentido es total”. Concretamente, Repsol se ha marcado como objetivo reducir en estos cuatro años el 25% de las emisiones con respecto a 2017 y aspira a alcanzar cero emisiones netas en 2050.
Además, Repsol se encuentra en estos momentos ejecutando ambiciosas inversiones en A Coruña, como es el proyecto de traslado gradual de sus operaciones de sólidos y crudo al puerto exterior (iniciadas el pasado mes de marzo), que incluye las obras de un nuevo poliducto y obra civil marina. A estas inversiones tendrán que sumarse nuevos desembolsos que permitan adaptarse a las nuevas exigencias de la Ley de Cambio Climático que se tienen que llevar a cabo para efectivamente transformar un complejo industrial como la refinería de A Coruña.
“Vamos a exigir a la administración y a Repsol que de una santa vez inicien la formación y las inversiones necesarias para que la transición sea, efectivamente, justa. No hay un minuto que perder”, insiste Julián. De hecho, una de las razones que llevan a querer ver el vaso medio lleno entre los sindicatos, es que este expediente de regulación podría servir para ganar tiempo de cara a esta reconversión, si por ejemplo, se emplea ese semestre en la que casi un tercio de la plantilla pasará a situación de ERTE para formar a los trabajadores y adaptar los puestos de trabajo a los planes de reconversión.
Para ello apuntan a la necesidad urgente de que la administración pública concrete los planes y ayudas para llevarlo a cabo. “Además de esta negociación, paralelamente vamos a exigir que se ponga en marcha la estrategia de futuro para la refinería”, aseguran desde CC.OO. Para que estos planes se aterricen y se pongan en marcha, reconocen que las empresas también están esperando los fondos que le permitan articular los planes. “Hay planes que se están barajando pero todo se ha paralizado. Y mientras, apandan os de sempre! Eso es lo que no puede ser”.
Respecto a las acciones que llevarán a cabo los sindicatos a corto plazo, hay varios frentes abiertos que se resumen tras pancartas que rezan “Por el futuro del empleo” y “Ahora sí toca”. Seguirán manifestando su malestar y exigiendo la toma de decisiones a lo largo de la próxima semana. “Aquí las administraciones tienen que decir algo al respecto: los concellos de Arteixo y A Coruña, la Xunta… estamos perdiendo empleo a pasos agigantados, y hay que poner soluciones encima de la mesa”.