Tras casi un año de aletargamiento por el asalto de José Manuel Lage Tuñas y sus acólitos a la Agrupación Socialista Coruñesa, la sede de Zalaeta se reabrió hace poco más de una semana para la apertura de un ciclo de conferencias en el que todos los concejales del partido irán pasando en las próximas semanas.
El objetivo es acercar a unos cargos públicos que apenas han hecho vida orgánica para intentar reanimar a la casi moribunda agrupación local, donde el goteo de bajas se ha ido sucediendo en los últimos meses, en algunos casos teniendo incluso que recurrir al burofax.
Lejos de intentar ocultar su poder, Lage Tuñas quiso ser el primero en salir a la palestra para demostrar su control tanto del partido como de la ciudad. Pero los planes no salieron como tenía planeado el de Outes. Para empezar, la asistencia de afiliados fue mínima. Según varios de los presentes, en el momento de máxima afluencia apenas había sesenta personas, de las que casi la mitad eran concejales o personal del confianza del gobierno municipal.
Lage Tuñas soltó una chapa de consideración, impropia de un politólogo, en la que se limitó a enumerar los supuestos logros del equipo de gobierno. Tal exposición fue criticada en alto por alguno de los asistentes: “Aquí venimos a hablar de política, no a que nos cuentes cómo se tapa un bache”, le reprochó uno de los afiliados que tomó la palabra en la cita.
Pero no fue el momento más desagradable para la mano derecha de Inés Rey, que también tuvo que soportar varias referencias a su propia gestión. Así, uno de los afiliados más veteranos de la Agrupación Socialista Coruñesa tomó la palabra para pedir que Lage Tuñas “clarifique su relación con el proceso de adjudicación de la cafetería Copacabana”, después de las numerosas informaciones que denunciaron diversas irregularidades en el concurso y en la valoración de las ofertas, aunque finalmente ninguno de los teóricamente perjudicados acudió a los tribunales. Y mucho menos la adormilada oposición instalada en la mullida alfombra de María Pita.
A Lage se le escaparon algunos balbuceos antes de recomponerse y echar balones fuera. “Eso é culpa da prensa, que non se dedica máis que a intoxicar”, se excusó el todopoderoso secretario de Organización del PSdeG y auténtico factótum del partido en A Coruña.
En ese momento de apuro, uno de los leales a Lage tomó la palabra para criticar al histórico militante que puso sobre la mesa una de las muchas sombras de la gestión municipal en los últimos tres años. “Perdone, no hablo con desconocidos, preséntese y diga a que Agrupación pertenece”, le contestó el veterano socialista coruñés al recién llegado, que optó por una discreta retirada.
Además, pese al escueto aforo en la sala de la Agrupación Socialista Coruñesa, las críticas se multiplicaron también a la hora de abordar la política de contratación de personal en el Ayuntamiento. Aún estaba caliente el concurso de consolidación de plazas, con casos como el del máximo nivel, en el que solo se cubrieron siete plazas, apenas un tercio del total, y en el que dos de las afortunadas fueron algunas de las más estrechas colaboradoras del propio Lage Tuñas en el departamento de Personal. Ambas no solo consiguieron esa plaza del máximo nivel, sino que también aprobaron las de segundo nivel a las que concurrían, por si acaso.
“Parece que aquí hay que ser de fuera de Coruña para poder trabajar en el Ayuntamiento”, puso sobre la mesa otro de los militantes sorprendido por la procedencia de algunas de las adjudicatarias.
El clima se caldeó en varias ocasiones y, para evitar males mayores, Lage Tuñas dio por acabada la charla con celeridad. Resta ahora ver el recibimiento a la solitaria alcaldesa, que será la encargada de cerrar el ciclo de comparecencias a finales de enero, en medio del proceso de formación de las listas para las municipales.