En la noche del sábado al domingo un chico de 22 años murió apuñalado en uno de los cruces más concurridos de la ciudad. No lo estaba en ese momento, de madrugada y con apenas un par de patrullas policiales de guardia por la escasez de efectivos. Tardaron veinte minutos en llegar al lugar de los hechos tras recibir aviso. Allí, donde confluyen Juan Flórez y Sinfónica de Galicia luce ahora un altar en recuerdo de Yoel Quispe, flores y carteles que reclaman justicia. El suceso está bajo investigación. La policía, que desgraciadamente tiene mucho trabajo en las últimas horas, coteja las cámaras ubicadas en la zona. El origen de Yoel era peruano, pero en realidad era un coruñés más, su nacionalidad es la española y ni siquiera su acento delataba su origen. Su familia lleva dos décadas viviendo en la ciudad.
Una cuenta corriente trata de recabar fondos para pagar el entierro del chico y ayudar a la familia. Mientras tanto ninguna autoridad se ha acercado a hablar con ella. Quizás sobre la respuesta de las autoridades en las últimas horas sí haya bastante que hablar.
Inés Rey ofreció el pasado viernes una recepción a las fuerzas vivas de la ciudad en el Palacio de María Pita. Allí leyó un discurso que decía en uno de sus pasajes. “A Coruña é o único ao que nos debemos”. Tras la lectura y unas cuantas fotos hizo mutis. En A Coruña se han producido dos muertes violentas y nada se sabe de la alcaldesa, que ni siquiera ha expresado un pésame, un sentimiento o una intención a través de sus redes sociales. La alcaldesa simplemente no está.
Tampoco ha emitido señales de actividad la concejal de responsable Seguridad Ciudadana, la expsicóloga de la cárcel de Teixeiro, Montse Paz. Para la Delegación del Gobierno y, más en concreto, para la subdelegada María Rivas, los acontecimientos de las últimas horas en la ciudad no han merecido reacción o intervención.
Entre la oposición política, el Partido Popular de A Coruña emitió una reacción a las pocas horas del asesinato en Juan Flórez para reflejar su conmoción y también su confianza en la labor de los cuerpos de seguridad para esclarecer lo sucedido.
Del BNG, por el contrario, no hubo noticias hasta que en la mañana del día de Navidad un ciudadano cubano murió tras recibir un disparo en un enfrentamiento con la Policía en el Polígono de Agrela. “Triste noticia a acontecida esta mañá na Coruña, coa morte dunha persoa no marco dunha intervención policial no polígono da Agrela. O BNG condena e lamenta un feito que nunca debeu ter acontecido e unímonos á dor dxs achegadxs” e informaba además el partido nacionalista que su diputado Néstor Rego iba a solicitar toda la información precisa al Ministerio del Interior para que aclare lo sucedido con “axilidade e transparencia”. No hay referencias a que vayan a requerir detalles sobre la muerte del chico de 22 años apuñalado en el centro de A Coruña.
El aluvión de críticas en las redes sociales no arredró a David Soto, concejal del BNG en Maria Pita. Tras la muerte violenta en Juan Florez escribió un par de tuits sobre Rueda y Feijóo y amaneció en Navidad pidiendo libertad para Palestina. Pero en cuanto supo de lo sucedido en Agrela ofreció en exclusiva a través de las redes información sobre lo que ocurrió allí. “O relato dos feitos revela unha intervención policial moi desproporcionada”, explicó. As vidas negras importan, zanjó Soto, que encontró un resquicio para llevar lo sucedido hacia un remedo del #BlackLivesMatter.
A Soto le pusieron en su sitio decenas de comentarios a su tuit. A alguno de ellos incluso replicó. El silencio en ocasiones puede llegar a ser la mejor de las respuestas, le habría explicado la alcaldesa. Ni ella ni ningún portavoz del Concello emitió tampoco reacción o explicación alguna sobre lo ocurrido en Agrela. Al final subyace la sensación de que todo lo ocurrido en las últimas horas en A Coruña debe ser lo más normal del mundo. Mientras tanto un cartel en la esquina de Cortefiel deja un mensaje que debería de invitar a algunos políticos o alevines de político de esta ciudad a reflexionar: «¡Solidaridad ninguna!»