“Están tomando á lixeira as nosas vidas”, clama en un comunicado la Asociación de Pacientes del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS). El Sergas ha tenido que reprogramar en los últimos tres días hasta cinco cirugías porque las reservas de sangre de los grupos A positivo y negativo y 0 positivo están bajo mínimos. El mismo problema ya ha aplazado intervenciones también en Vigo. El descontrol en Santiago propició que una mujer joven que ya estaba en la camilla del quirófano anestesiada para someterse a una complicada operación derivada de un cáncer de páncreas tuviese que regresar a la habitación porque no había sangre disponible.
La situación es especialmente grave si se considera que no estamos ante un problema de solidaridad sino de gestión. Los gallegos seguimos acudiendo a los puntos de donación, pero los tortuosos procedimientos dificultan que se puedan hacer reservas de sangre para aquellos que lo necesitan. “Fui hace poco a donar y aunque no había nadie me hicieron esperar 40 minutos para decirme que no podían atenderme sin cita”, explica Verónica, una mujer que apunta que en otras comunidades los procesos de donación son mucho más ágiles que en Galicia. “En Madrid, Cataluña o Castilla-La Mancha te envían información de todos los centros de donación para que vayas cuando quieras. Además te llaman con regularidad para decirte los extras de donación que tienes. Llevo seis meses en Galicia y no he podido donar, porque primero tengo que perder el tiempo haciendo cita aunque vaya al hospital o el camión de donación este frente a mi casa. Y luego nos echarán la culpa si se quedan sin reservas”, apostilla.
En efecto, Marisa López, directora de la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS) alude en unas declaraciones recogidas por La Voz de Galicia a que “é habitual que en determinadas épocas do ano baixe o número de doazóns”. Siempre fue así y para eso están los buenos gestores, para saberlo, prevenirlo y poner los medios para que no incida en quienes necesitan las donaciones. Pero López habla de la ola de calor y de la ola de covid e incide en la necesida de concienciar a la población para que done. La cita previa se implantó en marzo de 2020 con los rigores de la pandemia y ahí sigue.
La situación es de tal gravedad que el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha hecho un llamamiento generalizado a la población gallega para alcanzar una media de 500 donaciones de sangre diarias.
El gobierno autonómico creó en 2015 la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS) en la que intergró el Centro de Transfusión de Galicia, creado en 1998, un organismo público que fue el primero de su categoría que obtuvo certificado de calidad, que desarrollaba intensas campañas informativas y era un referente en el mundo de la solidaridad. Con el cambio de denominación y de gestores vinieron los problemas.
Ahora, ante el problema, la Xunta se afana en recordar que las distintas unidades móviles de la ADOS visitan, en estos días, diferentes ayuntamientos gallegos “para conseguir las donaciones precisas que garanticen el desarrollo de la labor asistencial de los distintos centros sanitarios de Galicia”. Pero, por lo que se ve, no vale con presentarse allí y remangarse la camisa. Y no está la situación como para pedir citas. Hace falta sangre y hacen falta mejores gestores.