Una moción del BNG sobre accesibilidad universal expuso este jueves en el pleno municipal del Concello de A Coruña alguna miseria que desliza serias dudas sobre la ejemplaridad de quienes deben velar no sólo sobre el cumplimiento de las normativas sino por el objetivo de que todas las personas que habitan o visitan la ciudad puedan hacerlo en igualdad de condiciones y oportunidades. Quizás esa sea la forma más pura de democracia.
Ocurrió que la concejala nacionalista Avia Veira tomó la palabra para exponer una problemática en torno a la accesibilidad nada menos que universal y se puso ante un espejo que le mostró que primero hay que empezar por una misma. En realidad primero había gastado casi todo el tiempo del que disponía en hablar de otros asuntos, pero la alcaldesa le advirtió obsequiosa: “Entendo a intensidade e as gañas de responder, pero quedanlle 30 segundos”, le espetó Inés Rey cuando aún no había dicho ni pío sobre accesibilidad. Al final arrancó Veira para apuntar que A Coruña no cumple los criterios de «accesibilidade universal». “Nin de lonxe”, clamó la edil, que aludió a pasos de peatones que se pintan ante aceras que no se rebajan, a incumplimientos en la hostelería y el comercio o a plazas de aparcamiento reservadas que se utilizan para lo que no están destinadas.
En efecto hay personas incívicas que estacionan sus coches en espacios reservados a discapacitados. Rosalía López, concejala del Partido Popular tomó la palabra para poner un ejemplo, el que hizo público la web noticiascoruña el pasado mes de diciembre y que sucedió ante la Domus cuando el portavoz del gobierno local José Manuel Lage Tuñas aparcó su coche en una de esas zonas reservadas ante la puerta del museo. “O responsable de Seguridade Cidadá e Mobilidade decidiu aparcar o seu vehículo sen ter a tarxeta correspondente no caso de posuíla”, abundó Rosalía López, que alertó respecto a que no estamos ante una cuestión menor. “O responsable de Mobilidade ten que velar polo uso correcto destas prazas e non pode ser que as ocupe. A exemplaridade ten que ser unha condición sine qua non para exercer de concelleiro”, explicó Rosalía López, que durante años formó parte de la junta directiva del Grupo de Personas con Discapacidad de A Coruña (Grumico) y de la Asociación de Mujeres con Discapacidad de Galicia (Conseguir), así como de la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad (Cogami). Ahora, desde su escaño en María Pita, advierte de la necesidad de que los responsables públicos, como Lage Tuñas, “teñan a sensibilidade precisa con determinados colectivos como o das persoas con vulnerabilidade”.
Pero más allá de ese lamentable e ilustrativo episodio, Rosalía López expuso una cruda realidad para señalar como hipócrita la posición “boa e lóxica” del BNG, que sin embargo vota en otro sentido dependiendo de quien plantee soluciones. “Piden accesibiidade universal e votan sí a reducir un 31% os orzamentos destinados a accesibilidade para 2024; votan sí a reducir os orzamentos para que as comunidades de veciños non poidan renovar ascensores e A Coruña é unha das cidades con menos vivenda accesible. Moitas persoas son prisioneiras nos seus domicilios, pero votan non a duplicar as partidas adicadas a accesibilidade porque o propone o PP».
«Antepoñen os seus intereses partidistas ao interese das persoas, en esta caso das persoas vulnerables”, lamentó la concejala, que prosiguió: “Votan non a unha ordenanza que facilitase a xestión ás comunidades de veciños, ou a unha oficina técnica de accesibilidade que podería asesorar a esa comunidades. E agora dicen que queren accesibilidade universal. É un tremendo acto de hipocresía”.
Un silencio espeso se apoderó de la bancada nacionalista, pero la concejala Rosalía López no había finalizado. Y puso ante el espejo no sólo al BNG sino al gobierno local de Inés Rey, al que se dirigió: “Falan de accesibilidade no Pazo de María Pita”, les inquirió. Y ahí entró en detalles sobre su propia vivencia desde que el pasado verano se incorporó a la corporación municipal. “Levo todo este tempo intentando que o goberno cumpra coa lei. Levo sete meses rogando Pleno tras Pleno que se adecúen ou se palien os déficits de accesibilidade que, por exemplo, me impiden o acceso aos despacho do noso grupo municipal para poder exercer as miñas funcións de concelleira como calquera de vostedes. Levo aquí sete meses cunha impotencia tremenda vendo como se invisibiliza un problema facendo como se non existise. De verdade… Non lles da vergoña?”
Nadie del BNG o del gobierno local replicó a Rosalía López ni se dirigió a ella para ofrecerle soluciones de accesibilidad en el Palacio de María Pita ni tan siquiera, según reveló ante todos los concejales en el Pleno, para interesarse por su situación. “Xa podería ser por unha cuestión de humanidade ou de compañerismo, para preguntar en que punto se atopa a situación para poder acceder á sede do concello. Non hai preguntas nin explicacións por parte de ninguén”. Y en ese punto miró a los ediles del BNG, que en ese mismo pleno votaron con el gobierno local en contra de una enmienda del PP que completaba su moción: “Non se pode soplar e sorber ao mesmo tempo”.
Tomó la palabra entonces la concejala socialista Nereida Canosa, que leyó unos folios en los se habían escrito frases como “apostamos pola accesibilidade nas obras” o se recalcaba que en A Coruña había más de 1.100 plazas de aparcamiento para personas con movilidad reducida, una de ellas la que empleó Lage Tuñas, para aparcar su coche delante de la Domus. “Intentamos cumprir a normativa e si hai algún erro se corrixe”, zanjó Canosa. Veira en su siguiente intervención pasó a otro asunto.