Mientras la alcaldesa Inés Rey trata de atemperar las protestas con reuniones y promesas, el día a día en Os Mallos no cesa de arrojar noticias ingratas y situar a la ciudad de A Coruña en el foco nacional de la inseguridad. El Programa de Ana Rosa en Telecinco, la emisión líder de las mañanas televisivas, dedicó este lunes un reportaje a glosar la guerra entre clanes en Os Mallos y la Sagrada Familia que tiene en vilo a numerosos vecinos.
La gente se siente en medio de una peligrosa batalla difícil de creer, pero sobre todo ya hace tiempo que se extiende la sensación de que las autoridades son incapaces de hacerse con el control de lo que allí sucede. La droga ha regresado con fuerza a la zona y ahí está el origen de muchos de los problemas. Y nadie es capaz de reconducir la situación.
Antes de Nochebuena, Inés Rey recibió en María Pita a representantes de dos de los colectivos barriales en una iniciativa que censuró otra plataforma, Os Mallos Unidos, que solicitó ya hace tiempo una reunión y no ha sido invitada. En todo caso, en el palacio municipal se expusieron un popurrí de buenas intenciones y un recuento de algunos avances que tienen que ver con el desalojo de algunas viviendas okupadas. Pero los problemas siguen. Los representantes de vecinos y comerciantes creen que Os Mallos es un barrio sin una adecuada iluminación y al que no se le presta atención en cuestiones como la limpieza. Y consideran que esa situación es caldo de cultivo para la delincuencia.
Trapicheos, okupaciones de bajos y viviendas, peleas, atracos, asaltos y, últimamente, incendios provocados jalonan la vida de algunos de los barrios más populosos de A Coruña, que ya hace tiempo que es noticia a nivel nacional por lo que allí ocurre. Lo que desde el ayuntamiento se empezó por minimizar, darle un carácter “puntual” y atribuir a intereses políticos, es hoy un problema de seguridad ciudadana de primer orden, un punto negro en la geografía española que ya se ha convertido en cotidiano en las cadenas de televisión nacionales.
Después de tanto tiempo sin que desde el ayuntamiento se prestase atención a lo que allí sucedía ni el leve aumento de la presencia policial sirve para apaciguar la situación. Queda mucho por hacer en Os Mallos, reuniones, sí, pero sobre todo tomar decisiones inmediatas y que se plasmen en la calle.