A Coruña ha decretado la emergencia sanitaria después de seis días con toneladas de basura en la calle. Con la pompa y la grandilocuencia habitual, la alcaldesa Inés Rey recurrió a su habitual diálectica mariapitesca para hacer ver que el equipo de gobierno que ha permitido que se llegase a esta situación mientras, entre otros quehaceres, disfrutaban unos del carnaval y otros de las vacaciones, iba a impedir que la ciudad fuese rehén de no se sabe bien qué. El decreto firmado por Rey faculta al ayuntamiento coruñés para contratar un servicio que asuma la recogida de basura y la limpieza de las calle de la ciudad. Según la alcaldesa, el coste lo asumirá PreZero-Cespa, la empresa concesionaria de ambas tareas.
Tras varios días de silencio y mientras la ciudad se sumergía entre la porquería, la alcaldesa salió a la palestra el pasado viernes para calificar la situación de “intolerable” al tiempo que aseguraba desconocer los motivos por los que se había llegado a esa situación. “Es un problema interno”, apuntó en referencia a la concesionaria. Pero a esas alturas el problema quienes de verdad lo tenían eran decenas de miles de coruñeses, sobre todo aquellos hosteleros o comercios que clamaban porque montañas de basura y hambrientas gaviotas jalonaban las entradas a sus establecimientos. En algunos puntos de la ciudad se reportó la presencia de ratas. Así que el sábado, Inés Rey decidió escribir en la red social twitter, en la que tiene bloqueada a decenas de usuarios, que se estaban “tomando todas las medidas que están en nuestras manos”. Una hora después se hizo varias fotos en el desfile de carnaval ataviada con una peluca verde.
Casi 48 después, ya en lunes, Rey salió a rueda de prensa para explicar que la empresa pública Tragsa se hará cargo de la situación hasta que “la situación vuelva a la normalidad”. En 2019, con Marea Atlántica a cargo del ayuntamiento, la ahora alcaldesa y entonces candidata había sido especialmente dura con el gobierno local en una crisis que también había tenido las bolsas de basura durante bastantes días en las calles: “La limpieza de nuestros barrios tiene que ser una obligación para cualquier gobierno y no una acción propagandística”, explicó entonces.
Mientras tanto, el Grupo Popular manifiesta su sorpresa porque Inés Rey haya reconocido su incapacidad para hacer cumplir los contratos municipales y le pedirá explicaciones. “¿Qué podemos esperar de una alcaldesa que reconoce públicamente que no es capaz de gestionar, a los tres días de entregar las llaves de la ciudad a la Marea?”, apunta la oposición municipal en referencia al acuerdo para sacar adelante unos presupuestos municipales tras dos años sin ellos.
“¿Qué ha hecho en estos seis días de conflicto Inés Rey para encontrar una solución? ¿Se ha sentado con la empresa y con los trabajadores para saber lo que sucede, si hay o no conflicto laboral y cuál es el motivo de los sabotajes y actos vandálicos que llevan seis días produciéndose?”, se pregunta el Partido Popular en un comunicado, antes de concluir: “Inés Rey, su concejala de Medio Ambiente y su concejal de Seguridad deberían llevar seis días encerrados en María Pita con representantes de las concesionarias y de los trabajadores para encontrar una solución y, sobre todo, para garantizar tanto la recogida de basura como la limpieza viaria”.