La recogida de basuras, la limpieza viaria, el mantenimiento de los mercados municipales, la protección del comercio local. Eso no puede ser extraordinario en una ciudad: tiene que ser obligatorio. Pero se ha convertido en la gestión municipal como extraordinario. (Inés Rey García, en una entrevista a Nueva Tribuna publicada horas antes de ser investida como alcaldesa de A Coruña).
A Coruña cumple este miércoles 24 días en emergencia sanitaria porque el servicio de recogida de basura no es eficiente. El Ayuntamiento no ofrece soluciones. El 1 de octubre del 2020 entró en vigor un nuevo contrato de la limpieza viaria y en junio de 2021 lo hizo el de recogida de basura tras estar ambos en situación irregular durante 33 y 54 meses, respectivamente. El Concello se ató a ambos contratos por un total de ocho años y destina a ello un presupuesto anual de casi 29 millones de euros. La ciudad está tan sucia que la emergencia sanitaria no se puede levantar.
Cada vecino de A Coruña paga de media (depende de la calle donde viva) unos 138 euros anuales en impuestos que se destinan a que el servicio de limpieza de las calles y de recogida de basura funciones.
Inés Rey tiene donde fijarse si quiere hacer las cosas bien: Vigo acaba de recibir su séptima escoba de platino en reconocimiento a la limpieza de sus calles. Se trata de un galardón de carácter bianual que entrega la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos, Aseo Urbano y Medio Ambiente. La ciudad olívica ha recibido además un reconocimiento especial al Concello por la reducción de los gases con efecto invernadero incorporando barredoras con cero emisiones. El Gobierno de Abel Caballero apuesta por la limpieza de la ciudad y está a punto de formar un contrato de 10 años que lo garantice con un exhaustivo pliego de condiciones.
“Estamos requiriendo a las empresas para que se regularice cuanto antes el servicio”, explicó este miércoles Inés Rey. Cuando se levante el decreto de emergencia ya sabe que hay convocada una huelga de trabajadores.
Pandemia, inflación salvaje con precios disparados, una huelga de transportistas que desabastece al ciudadano, inseguridad en las calles y, ahora, basura. Malos tiempos que exigen competentes gobernantes.